Existen mecanismos que ponen en marcha este proceso aunque no haya nacido un hijo biológico
El principal estímulo es la succión del bebe.
Aunque la leche no sea toda la que hace falta, igual mejora el vínculo madre-hijo
Hay que prepararse adecuadamente.
Amamantar a un hijo que no se ha concebido por el camino de la biología no es sencillo. Pero se puede. Así lo demuestra una nutrida lista de ejemplos históricos entre los que, más allá de las madres adoptivas, supieron destacarse las nodrizas, las abuelas de los ghettos, todas las mujeres que dieron de mamar a niños separados de sus mamás. "Las madres que adoptan un bebe pueden amamantar, aun cuando no hayan tenido antecedentes de embarazo", afirma la doctora María Luisa Ageitos, consultora en el área salud de Unicef y ex presidenta de la Sociedad Argentina de Pediatría. Porque si bien la gestación facilita la lactancia, el principal estímulo es la succión de la teta por parte del bebe. Siempre que exista, claro está, la disposición a embarcarse en la placentera aventura de la entrega mutua. "Para que la glándula mamaria produzca leche se necesitan estímulos. De ellos el principal es la succión, pero son también importantes otros, como, por ejemplo, los visuales (ver al bebe), los táctiles (contacto físico entre la madre y el hijo) y los auditivos (el llanto)", dice la doctora Ageitos. Una cascada hormonal Estos estímulos pueden desencadenar una cascada hormonal que interviene en la lactancia y que deja en claro que la producción de leche materna depende de múltiples factores que no excluyen a las mamás adoptivas. Y que con el amamantamiento se realiza "prevención primaria de la salud física y mental. Dicha prevención se logra a través del vínculo que se crea dando de mamar y del tiempo de crianza dedicado a los hijos", afirma un documento de Fundalam, institución fundadora de la Primera Escuela de Puericultura y Crianza. La lactancia "es el proceso de secreción láctea, y dura todo el tiempo en que se expulsa leche desde la glándula, a intervalos regulares -explica la licenciada Mónica Tesone, enlace profesional de la Liga Internacional de la Leche-. Las principales hormonas intervinientes son la prolactina (conserva la secreción) y la ocitocina, que permite que la leche baje. " En relación con el amamantamiento del bebe adoptado, "hay dos cuestiones fundamentales por tener en cuenta. La primera, favorecer el vínculo madre-hijo. La segunda, lograr que el bebe se prenda a la teta y que la mamá produzca leche". Manos a la obra, entonces, aunque con una aclaración de base: "Es importante que la mamá tenga expectativas razonables -advierte Tesone-, ya que muchas madres adoptivas no producen toda la leche que normalmente necesita un bebe". Así las cosas, "se puede estimular la producción de leche antes de que el bebe llegue al hogar, con masajes o con una bomba extractora. Después, cuando el chiquito ya está en casa, se emplea un relactador (sonda), colocado sobre el pezón y conectado a un recipiente con leche de fórmula -explica la doctora Ageitos-. El bebe succiona el pezón mientras toma la leche de fórmula hasta que, con los días, va creciendo (por esa estimulación) la producción láctea de la mamá".
¿Qué beneficios en particular puede tener para el bebé adoptado ser amamantado? “Es importante que las mujeres que van a adoptar un hijo comprendan el valor enorme que tiene la experiencia de la lactancia materna para estos bebés”. Para estos pequeños, más allá de los anticuerpos y las bondades que pueda proporcionar la leche materna, el abrazo, la cercanía con el cuerpo de su nueva madre, los arruyos, miradas y caricias que involucran al hecho de amamantar, les colman de afecto y compensan poco a poco la ansiedad que pudieron haber vivido tras la separación. Es una forma sabia de asegurarle al bebé que cuenta con una madre que está dispuesta a luchar por él, que lo ama y por eso es generosa y le ofrece la calidez de su pecho para alimentarlo y/o sosegarlo.